La historia de esta dinastía empieza hace casi un siglo, cuando Felipe Siu, de 16 años, llega a Lima con su papá y su abuelo materno Antonio Siu. Felipe Siu Yon, era cocinero, pero sobre todo emprendedor. Fue contratado en la hacienda Huando, era experto en injertos de plantas y cría de ganado. Tuvo tres carnicerías y trabajó en una gran empresa almacenera de la calle Capón. Luego de enviudar, migró a San Ramón, en Chanchamayo, donde abrió una tienda de abarrotes y un chifa con su nombre, Felipe Siu Yon, que sigue operativo hasta el día de hoy.
Uno de sus hijos, Antonio Siu Poma, viajó a Pucallpa cuando cumplió la mayoría de edad, donde trabajó durante diez años. En 1985, con el dinero ahorrado, se encaminó a Trujillo, compró una hermosa casona cerca de la Plaza de Armas, donde puso un hotel y el chifa Han Muy, el más concurrido de la ciudad.
En la cultura china la cocina es cosa de hombres, pero en casa de los Siu-Pinto las sartenes las lleva su hija menor, Maritza, quien desde muy niña demostró que amaba el fuego, el aroma y la versatilidad que le daba tener en el paladar los sabores de dos enormes culinarias que podían complementarse y enriquecerse constantemente con los productos, saberes y sabores del sólido norte, donde vivía.
Con el espíritu luchador que siempre la acompaña, Maritza se separó de su papá y abrió su propio Han Muy en Trujillo. Sola, divorciada y con tres hijas, empezó a trabajar con Rappi en Trujillo y las puertas de Lima se le abrieron.
En plena pandemia se mudó a la capital y empezó como dark kitchen dentro de un container con muy buenos resultados. Buscó un local y encontró un hermoso sitio en el corazón de Miraflores, donde hace tres meses atiende al público siguiendo paso a paso las enseñanzas paternas: calidad del producto, aplicación de las técnicas, carta acotada en beneficio del cliente, atención pronta, precios asequibles. Larga vida a los corazones de almendra.