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Familia Chiok

Escribe Félix Chiok Barraza

En 1910 un grupo de jóvenes del Condado de Zhongshan, de la Provincia de Guangdong, se embarcan desde el puerto de Macao con destino al Perú. Entre ellos mi abuelo Félix Chiok Tong. Por esos años, en Lima el ambiente no era muy favorable para los inmigrantes chinos y varios deciden viajar al sur de Lima, hacia el valle de Cañete, donde ya había una colonia china establecida y mejores posibilidades de trabajo. Fue así que mi abuelo se estableció en San Luis de Cañete, entonces el pueblo de mayor movimiento económico de la zona. Allí consiguió estabilidad económica dedicándose al comercio y formó una familia con María Montero Acosta (Li), descendiente de inmigrantes chinos del siglo XIX. Tuvieron varios hijos: Angélica, Rosa, María Lidia, Regina Jesús, Luis Reynaldo (mi padre), Félix y Teresita. Eran los años de apogeo de la industria azucarera en Cañete. La British Sugar Company tenía el mayor centro de producción de azúcar en la Hacienda Santa Bárbara que, por estar próxima al puerto de Cerro Azul, se convirtió en un emporio, concentrando y unificando la producción de otras haciendas con las cuales estaba conectada por ferrocarriles. Es en esta hacienda que mi abuelo adquiere la bodega más grande de toda la zona, conocida como “El Tambo”. Era tan grande que tenía entrada por dos calles y los vehículos (hasta camiones) circulaban por el centro de la tienda. Allí se podía encontrar todo tipo de artículos (productos frescos, en conservas, abarrotes, textiles, herramientas, etc.) nacionales e importados que llegaban a ese puerto. En abril de 1933 fallece mi abuelo cuando mi padre, Luis Reynaldo, tenía apenas 5 años. Diez años después queda huérfano tras el fallecimiento de mi abuela María. Sus hermanas mayores asumen las responsabilidades familiares y mi padre se dedicó a estudiar recibiéndose de contador. Trabajó para importantes empresas y allí conoció a Luisa Barraza Durand, también nacida en San Luis, con quien contrajo matrimonio en la iglesia del mismo pueblo.

Félix Chiok Tong el día de su matrimonio con María Montero Acosta.

Tuvieron siete hijos: Luisa Alicia, Rita Carmen, Luis Alberto, Félix Luis (yo), Luis Martín, José Luis y María Luisa. Él sostenía que la educación y el estudio eran indispensables para la superación del ser humano: “Solo la educación puede crear hombres y mujeres libres y hacernos distinguir mejor el bien del mal”, decía. Defensor de la igualdad de género, exigía que tanto hombres como mujeres estudiaran y trabajaran por igual. Seis de sus hijos estudiamos contabilidad y uno se inclinó por el derecho. Su influencia se extendió incluso a muchos de mis primos, que también estudiaron en su mayoría contabilidad haciéndose profesionales gracias a su insistencia y, en algunos casos, apoyo. Mi padre nunca olvidó su lugar de nacimiento. Hizo campañas para reconstruir la histórica iglesia del pueblo después de los terremotos de 1970 y 1974, pero en el último sismo del 2007 ya estaba muy enfermo y el templo se encuentra hasta el día de hoy sin restaurar. También trató de formar un grupo para hacerse cargo del antiguo local de la Colonia China construido en 1854 y que ha sido declarado Patrimonio Histórico. Muchas veces colaboró con los centros educativos y con la implementación de la Biblioteca Municipal, por lo cual el Concejo Municipal de San Luis de Cañete decidió que aquella llevara el nombre de “Luis Reynaldo Chiok Montero”. Su voluntad fue ser enterrado en su pueblo natal. Por este motivo, cuando falleció en enero del 2010 fue velado un día en Lima y otro en su querido San Luis de Cañete, donde fue recibido por el pueblo y sus autoridades, brindándole un emotivo homenaje y la bandera de la ciudad para que sea velado y enterrado con ella. Años atrás fue reconocido como hijo ilustre de San Luis de Cañete.

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