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Esplendor y tradición de la calle Capón

Hace 25 años se remodeló la calle Capón

y se fundó la Asociación Peruano China

(APCH), cuyo aporte fue decisivo

para poner en valor este espacio icónico

del barrio chino de Lima. Repasamos

su presente boyante y sus orígenes.

El arco chino de Capón –resguardado por dos leones de Fu– tiene la estética de paifang, un estilo de puerta tradicional que se colocaba en la entrada a una ciudad.

Escribe José Tsang

La calle Capón tiene muchos significados: representa la integración de dos culturas milenarias como la china y la peruana; es un espacio de constante movimiento que cobija el esfuerzo de los trabajadores y los comerciantes; simboliza la contribución de la comunidad china al progreso de la ciudad y del país; es un emblema de la buena fortuna y la energía positiva; funciona como un irresistible polo gastronómico, donde los comensales satisfacen sus paladares en los chifas (cuyo origen significa “comer arroz”) o en los salones de té, siempre seductores con sus ofertas de bocaditos o dim sum (que en cantonés quiere decir “tocar el corazón”).

En la calle Capón convergen un pasado mítico, un presente boyante y un futuro ilusionante. En este devenir, 1999 fue decisivo. En ese año culminó la renovación de este espacio icónico y se fundó APCH, cuyo aporte fue fundamental en la remodelación de la calle Capón.

Faroles y placas son parte de la estética milenaria e imperial de la calle Capón. 

Además, en 1999 se conmemoraron 150 años de la inmigración china al Perú y la cooperación tuvo un rol clave. Junto a APCH, participó en esta iniciativa la Municipalidad de Lima.

Rescate y renacimiento

La remodelación no fue una tarea fácil. El caos reinaba en el Centro de Lima –donde se ubica la calle Capón, en la cuadra siete del jirón Ucayali– y el comercio informal se había adueñado de las calles. Hasta que, en 1997, el alcalde Alberto Andrade recuperó el orden de la zona, decidido a revalorarla y repotenciar su atractivo turístico, urbanístico y cultural. El barrio chino era uno de los puntos estratégicos en este proceso.

Bajo la presidencia de Erasmo Wong, APCH encargó el diseño de la nueva calle Capón al arquitecto Carlos Chinen, quien creó una propuesta con guiños a una estética milenaria e imperial, así como a los principios del feng shui, concepto filosófico enfocado en la armonía de los espacios, el equilibrio y la fluidez de la energía. El diseño de Chinen le dio una identidad definitiva a la zona, en la que confluyen la tradición y la pujanza de los negocios. Hasta hoy, su propuesta acompaña la vitalidad de los transeúntes y los comerciantes.

Así lucía la cuadra siete del Jr. Ucayali hace varias décadas. Hoy se ubica ahí la calle Capón, que es una atracción turística, cultural y gastronómica.

Cuando comenzó la remodelación, en línea con la restricción vehicular que derivó del rescate y el reordenamiento dirigidos por Alberto Andrade, la calle Capón se convirtió en una alameda peatonal. Se pavimentó el suelo con baldosas, en las que grandes octógonos recrearon el pa kua, espejo que ahuyenta la mala suerte. Dentro de los pa kua, se colocaron los animales del horóscopo chino. En el medio de la calle Capón, como eje central, se plasmó el ideograma de la doble felicidad. También se instalaron bancas, jardineras, pérgolas, módulos de periódicos y faroles que respetaron las características de los ornamentos implementados en los años 70. 

En uno de los inicios de la calle Capón, en el cruce entre los jirones Ucayali y Andahuaylas, el arco chino se yergue con majestuosidad y les da la bienvenida a los visitantes y compradores. Inaugurado en 1971, este presente a la ciudad hecho por los chinos radicados en el Perú exhibe una frase de la filosofía confucionista que se traduce como “bajo el mismo cielo, todos somos iguales”. Un símbolo de la integración y confraternidad. 

Desde 1999 y hasta la actualidad, APCH se encarga de administrar el ornato, la seguridad y limpieza de la calle Capón, en coordinación con la Municipalidad de Lima. Gracias a este compromiso, se garantiza la sostenibilidad y la perdurabilidad de un espacio que levanta el ánimo e invoca vibraciones positivas, y en el que, por si fuera poco, se come bien.

“Luis Yong y César Kou resaltan los valores de la comunidad china, a los que califican como “el tesoro más grande que trajeron al país”. La honradez, humildad, respeto a los mayores, amor a la familia”

 

Pasado, porvenir y prosperidad

 

Luis Yong y César Kou, miembro y directivo de APCH, conversan en el chifa San Joy Lao de Capón.

 

Luis Yong y César Kou, dos directivos de APCH, se saludan, se abrazan y se sientan a una mesa del chifa San Joy Lao en la calle Capón, cuyas historias de superación conocen al detalle. Además, sus lazos familiares están estrechamente vinculados con el barrio chino, una ligazón forjada desde el rol de buen vecino o desde sus negocios exitosos. Yong también es propietario de este emblemático chifa, además de ser un difusor gastronómico y cultural inagotable. Ambos coinciden en que 1999 fue un año significativo, sobre todo si se toma en cuenta que, según la numerología china, el ideograma “nueve” (九) simboliza la longevidad. Al aludir a la eternidad, este ideograma connota dicha y sensaciones venturosas.

Asimismo, destacan la visión y el espíritu emprendedor de Erasmo Wong y la trascendencia de la cooperación, que en la remodelación de la calle Capón se tradujo en la convergencia de los liderazgos del presidente de APCH, del alcalde de Lima y de otras autoridades. Luis Yong y César Kou también repasan la evolución de la calle Capón. ¿Por qué se llama así? Contrario a lo que muchos piensan, la palabra Capón no tiene una procedencia oriental. Buena parte de esa creencia se debe a una similitud fonética: la mayoría de los migrantes chinos venía de la ciudad de Cantón. Los historiadores prefieren señalar que Capón se remonta al verbo “capar”. Siglos atrás, desde la época virreinal, ahí funcionaban establecimientos donde se capaban o se castraban a los cerdos con el fin de engordarlos y venderlos. Es probable que, por la influencia de estas actividades, durante el gobierno de Ramón Castilla, hacia 1846, se aprobó la construcción y la ubicación de un mercado de abasto cerca de la zona.

Ideograma de la doble felicidad. Abajo: Baldosas de la calle Capón, en las que los ciudadanos inscriben sus nombres.

Elementos incluidos en la calle Capón. La propuesta respetó las características de los ornamentos y las decoraciones colocadas en los años 70.

“APCH se encarga de administrar el ornato, la seguridad y limpieza de la calle Capón, en coordinación con la Municipalidad de Lima”

En 1849, llegó la primera migración numerosa de chinos al Perú. Al puerto del Callao arribaron 75 chinos culíes, quienes fueron contratados como mano de obra y trabajaron en plantaciones de algodón y caña de azúcar, en la construcción de ferrocarriles y en la explotación del guano. Culí proviene de “coolie”, expresión inglesa que se refiere a los cargadores y trabajadores de origen asiático.

En las siguientes oleadas de la migración china, llegaron también fonderos, comerciantes, médicos y otros profesionales, muchas veces junto a sus familiares. Ellos se iban agrupando y estableciendo en las inmediaciones del Mercado Central, por la necesidad de acceder fácilmente a los insumos frescos. El barrio chino de Lima tomaba forma, con la calle Capón como su corazón representativo. Además del “italiano de la esquina”, se sumaba “el chinito de la esquina”. En el 2024, se celebran 175 años de esta migración. Hasta hace unos lustros, cuando alguien quería comer un dim sum o comprar el pastel de luna, la salchicha china y los caramelos del conejo blanco, se requería visitar la calle Capón y sus alrededores. Con el paso del tiempo y una integración aún más reconocida y expandida (se estima que un 15% de la población peruana tiene algún origen chino), hoy es posible adquirirlos en otros puntos del Perú, pero la calle Capón siempre será el lugar mítico donde comenzó todo.

 

Singularidades de la calle Capón

En 1991, la UNESCO declaró a Lima como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Después, en 1992, el reglamento de su Centro Histórico consideró el barrio chino como un área de influencia monumental que debía ser protegido por su proximidad al área de valor patrimonial. * En el medio de la calle Capón figura el ideograma de la doble felicidad, que también funciona como el centro de gravedad (o centro Qi) de esta alameda peatonal. Los antiguos chinos veían el centro Qi como un punto equivalente al corazón de una persona, una suerte de zona espiritual neurálgica donde convergen los ejes y las líneas de un espacio. * El arco chino de la calle Capón está resguardado por dos esculturas de leones de Fu. Son unos animales míticos de la tradición budista que simbolizan valor y energía. Ellos brindan protección y ahuyentan los malos espíritus. Los leones de Fu también resguardan templos y tumbas. * El arco chino limeño tiene la estética de un paifang, un estilo de puerta de la arquitectura tradicional china que se solía colocar en la entrada a una ciudad o a un complejo de viviendas.

Escultura de león de Fu en el arco chino. Es un protector fiel que ahuyenta los espíritus negativos.

 

Un legado de valores 

La pasión por la historia motiva a Luis Yong a clasificar la presencia china en el Perú: el siglo XIX se caracteriza por la inmigración; el siglo XX, por la integración, y el siglo XXI, por la consolidación. La calle Capón es testigo de esta evolución y de cómo la comunidad china se ganó el respeto de la sociedad peruana gracias a su ética de trabajo, trato empático y cercano, talentos de sus miembros, progresos, gastronomía y contribuciones económicas, culturales y profesionales. Entre esos aportes, Luis Yong y César Kou resaltan especialmente los valores de la comunidad china, a los que califican como “el tesoro más grande que trajeron al país”. La honradez, humildad, respeto a los mayores, amor a la familia y dedicación laboral, entre otros, han sido una constante a lo largo de estos 175 años de intercambio de costumbres, conocimientos y enseñanzas.

 

Capón es un bulevar turístico y comercial muy concurrido.

 

Lámparas chinas en Capón. El color rojo simboliza felicidad, prosperidad y éxito.

 

Pérgola integrada a una banca. 

 

Miembros de APCH, entre ellos su actual presidente, acompañan a Miss China y segunda princesa Miss Mundo 2003, Guan Qi, quien nos visitó en 2004 para la coronación de Miss Tusán. Se colocó una baldosa con su nombre en la calle Capón.

 

Alberto Andrade, alcalde de Lima, y Erasmo Wong, presidente de APCH, unieron esfuerzos para la recuperación de la calle Capón.

 

Presidente de APCH y Chen Zhili, ministra de Educación de China, en colocación de baldosa con su nombre. Derecha, Mai Guoyan, embajador de China en el Perú en el año 2000, y Luis Chang, embajador del Perú en China en el año 2002.

 

Martha Hildebrandt, presidenta del Congreso del Perú (1999-2000), en la calle Capón, donde se colocó su baldosa. La acompañan Emilio Wu y Luis Yong, directivos de APCH.

 

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