“500 Trazos: un viaje de tinta e inspiración por el Perú”.
La riqueza cultural peruana y la reconocida creatividad del prestigioso artista chino Wu Jian’an se integrarán en una obra de arte, cuyo proceso de creación colectiva ha sido una ocasión más de acercamiento entre China y Perú.
Una iniciativa que se concretó por primera vez en el año 2016, en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York y en el Museo de Bellas Artes de Boston, en Estados Unidos, ha sido recientemente replicada en diferentes ambientes y con diversidad de grupos de nuestro país. La serie, conocida originalmente como “500 Trazos”, en este caso adquirió el nombre específico “500 Trazos: un viaje de tinta e inspiración por el Perú”. Se trata de la composición de una pieza de arte a partir de la unificación de cinco centenas de trazos hechos por personas, en este caso de localidades tan diferentes como Miraflores y Carabayllo, en Lima; Cusco ciudad, el Valle Sagrado, Machu Picchu, Vilcabamba, Puno ciudad y las islas del lago Titicaca.
“Wu está muy interesado en ver cómo la individualidad sigue siendo parte del grupo”, explica Pablo Espinel, quien se presenta a sí mismo como mediador de arte. Fue él quien propuso al artista venir a conocer el Perú y luego actuó como una suerte de productor para hacer posibles los talleres que se llevaron a cabo entre el primero y el 19 de agosto último. En tal sentido, cuenta que la invitación que recibieron los participantes –de todas las edades, estratos sociales y niveles de formación– fue a hacer un trazo sin levantar el pincel, sin pensar, pues el movimiento intuitivo refleja una memoria muscular y expresa un sentimiento que viene a ser como un retrato abstracto de cada persona. Es por eso que, según refiere Espinel, se trató de respetar las diferentes formas de participación, sin imponer ni condicionar la expresión de cada cual. “Nosotros queríamos que fuera la propia comunidad la que nos proporcionara las muestras, nosotros no las hemos estandarizado, porque queríamos algo orgánico”, sostiene. Así, pues, cada participante recibió una hoja de papel (traído de China) de 1.20 m por 80 cm., un pincel de pelo de oveja de más de cien años de antigüedad y tinta biodegradable. Una particularidad es que, luego de descubrir los pigmentos naturales que se usan localmente, Wu Jian’an decidió experimentar con su uso sobre papel, de modo que las personas que participaban pudieron elegir entre usar tinta china negra o de color amarillo, rojo o verde. Aunque muchos no habían tenido nunca antes estos materiales en sus manos, en ningún momento hubo alguien que no se sintiera a gusto. “La gente agarraba el pincel y parecía que lo hubiera hecho toda la vida”, asegura el también consultor de arte. Subraya que lo que se buscaba, precisamente, era obtener trazos intuitivos y no crear calígrafos.
EQUIPO. «500 trazos en Perú» de izq. a der.: Snow Feng, Wu Jian’an, Pablo Espinel y Luo Yunfei.
A partir de los insumos recogidos –que delatan también similitudes particulares en los grupos, como elevaciones en los andinos u oleajes en el caso de los Uros– el artista compondrá una sola obra. Para ello aplicará antiguas técnicas de la plástica china: recortará los papeles siguiendo la forma de los trazos y los pegará con una tradicional cera hecha a base de harina, que no genera volumen y permite una superficie plana, aunque haya superposiciones. “Va a ser una fotografía del Perú, que esperamos llegue a formar parte de la colección permanente de algún museo, aunque nuestra intención es mostrarla también aquí. Una vez que esté hecha la obra, tenemos que buscar un lugar idóneo”, comenta Espinel. La impronta del artista sin duda estará impregnada también del impacto que ha tenido en él su encuentro con un lugar y una cultura que desconocía y con los que, sin embargo, ha descubierto una fortísima conexión. (MCH)
Arte sin límites
Echar un vistazo a la trayectoria de Wu Jian’an es descubrir a un artista versátil y abierto a lo nuevo.
Aunque las notas de prensa lo presentan como interesado en lo místico y lo antiguo, lo cierto es que ha ido incursionando en la pintura, la escultura, el recorte de papel, la instalación, y combinando la abstracción y la figuración, la narración a base de palabras e imágenes, e incluso sonidos, sin temor alguno a desorganizar y transgredir, tanto como integrar
Sus obras han sido vistas en Estados Unidos, Japón, Alemania, Singapur e Italia, donde representó a China en la Bienal de Venecia, en el año 2017. En 2020 recibió el premio Best of the Best de Robb Report para artista, y dos años antes el premio Perspective 40 under 40. Muchos de sus trabajos son parte de las colecciones permanentes en prestigiosos museos de arte de Boston, Los Angeles, Berkeley, Cornell University y, por supuesto, de Beijing. Aquí, en Lima, ha sido reconocido por la APCH con la colocación de una baldosa con su nombre en la Calle Capón (cuadra 7 del jirón Ucayali), en el Barrio Chino.
CUSCO. Se trabajó con tinta china y pigmentos tradicionales propios de las comunidades indígenas de Pisac y Chincheros.
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